La danza como compromiso y transformación
Sembrando saberes, cosechando comunidad
En abriendo Surcos compartimos saberes en varios sentidos, uno de ellos es en relación a la Danza, la cual entendemos como un espacio de bienestar, de crecimiento, de autoconocimiento y de vínculo con otros.
Reconocemos a la danza como una herramienta para el desarrollo personal y comunitario, un mecanismo para ser y estar en comunidad. El danzar es tomado como una responsabilidad y nos preocupa la calidad de lo que hacemos y su propósito.
La gestión es un elemento presente desde que nos iniciamos en la institución. Progresivamente asumimos compromisos que nos fortalecen individualmente como gestores y permiten la concreción como grupo humano.
En nuestra organización aprendemos a vivir en comunidad, internalizando valores y saberes que hacen a la vida en sociedad, a aprender con otros, aceptar diferencias y saberse parte de un todo más grande.
Este visión nos atraviesa y signa nuestro trabajo. Una “filosofía” institucional con la que nos sentimos identificados, que emana y se despliega hacia todos los integrantes de la institución.
El continuo desarrollo y las nuevas búsquedas que nos proponemos crean nuevos desafíos creativos, personales, grupales.
Potencia el aprender es un aspecto decisivo en la cotidianidad, esto incluye lo corporal pero también lo intelectual, lo sensible. Estos saberes son transversales a la vida porque educan las emociones, y si llegan por medio de las emociones se transforman en aprendizajes significativos. El trabajo grupal permite tener recursos que uno puede observar, transponer, comparar, aplicar en otros espacios en los que se transita.
Vivimos experiencias que brindan aprendizajes que pueden aplicarse en diversos ámbitos de la vida.
Saberes que nos configuran, que trascienden la danza y que podemos resignificar tanto en lo personal como en lo profesional. Son experiencias que pueden ayudar a otros mostrando un sendero posible.
Nos conectamos con el otro, nos abrazamos a la función catártica de la danza de liberar tensiones bailando.
Plasmamos imágenes significativas, transmitimos emociones. El espectador descubre mundos posibles que no percibe en la realidad.